Las redes sociales son una gran ayuda pero también pueden ser un gran tormento. Es una de esas herramientas donde muchos quieren estar, pero pocos saben cómo hacerlo de la manera correcta. Surgen cuestionamientos constantes de qué contenido publicar, con qué frecuencia, cómo interactuar con las comunidades, cuánto contenido editorial compartir y cuánto promocional para no generar rechazo, cuándo invitar a que compren, etcétera, etcétera, etcétera.
El problema no es abrir una página en Facebook, crear una cuenta en Twitter o en Instagram. Esa es la parte fácil (y hasta gratis). El problema es ofrecer contenido de calidad de manera constante. Administrar la relación con la comunidad de manera que permita ir movilizando interesados hacia un siguiente paso. Esta es la parte interesante que le da sentido a estar en las redes (que ya no es gratis).
Estar en redes sociales no significa tener una cuenta, significa liderar una comunidad. Y son dos cosas muy distintas.
Una cosa es participar en redes como persona, donde cada uno dice lo que piensa (aunque muchos no piensen lo que dicen) y se interactúa de manera informal. Otra cosa muy diferente es llevar la responsabilidad de la marca y construir comunidades de clientes potenciales a los cuales queremos conquistar. Es por eso que cualquier persona de 22 años que “maneje Facebook” no tiene necesariamente el perfil profesional para liderar comunidades. Una cosa es publicar para los amigos y otra seguir un código de conducta y una estrategia de comunicación para una marca, persona, producto, institución o la idea que busque promover.
La participación en redes de las marcas empieza habitualmente sin tener muy claro el cómo y el para qué. Si no cuenta con los recursos (gente, tiempo y dinero) para tener una presencia que valga la pena y que genere comunidades de clientes potenciales, debe considerar otras opciones. Una opción es no participar (lo hará cuando pueda hacerlo bien) o la otra, es delegar la administración en terceros que sean profesionales (dentro o fuera de la empresa).
Sin embargo, muchos empresarios y emprendedores no pueden delegar porque no saben cómo hacerlo y porque, con toda razón, sienten un gran temor de entregar tan enorme y delicada responsabilidad. Después de haber visto cómo grandes marcas han sufrido por errores en redes sociales, soltar su manejo es simplemente aterrador.
Pero por otro lado el no delegarlas hace que mueran de inanición: falta de contenido, exposición e interacción. Entonces he ahí el dilema: no las puede soltar porque le aterra que alguien más cometa errores, pero tampoco tiene el tiempo (ni el perfil) para hacerlo bien. ¿Entonces?
Es normal que como emprendedores hagamos mil y una cosas todos los días, desde producir y vender, hasta cobrar y… administrar las redes sociales. Sin embargo, no todo genera el mismo impacto en el negocio. En otras palabras, para crecer tenemos que enfocarnos en lo que genera más valor y nadie más puede hacer por nosotros. Esa es la responsabilidad ineludible, no el manejo de las redes. Con esto no quiero decir que no sean de gran valor para la compañía y que usted como líder de la empresa no pueda participar eventualmente, el punto es que tiene que aceptar que no puede hacerlo todo y que tiene que ser selectivo.
Estas son algunas razones por las que tiene que delegar la administración de sus redes sociales:
Las redes sociales son una extraordinaria herramienta para generar visibilidad y construir confianza en clientes potenciales. Sin embargo, como toda herramienta de marketing, para que produzca resultados y se justifique, debe hacerlo de la manera correcta o mejor no hacerlo. No tiene sentido vivir angustiado y además no ver resultados del esfuerzo.
Como en todo proceso de delegación efectiva, la clave está en establecer procedimientos. Guías que eviten sorpresas o dejen zonas grises sobre lo que se espera que haga la persona responsable.
Para delegar el manejo de las redes sociales, tenga en cuenta lo siguiente:
Establezca lineamientos – Defina claramente los parámetros generales para la administración de sus redes. En un par de hojas establezca lo que podríamos llamar una sencilla política para el manejo de redes sociales, incluyendo cosas como:
Proteja la información sensible de la empresa.
Esto será el derrotero fundamental para que el responsable de administrarlas tenga claro el qué, el cómo y el para qué. No deje las cosas al azar y evitará desagradables sorpresas.
Delegue la responsabilidad – No delegue sólo la tarea, sino la responsabilidad estratégica de lo que representa administrar un canal de comunicación de la empresa con su audiencia. Con una diferencia, este vehículo es mucho más poderoso porque a diferencia de otros medios como televisión, vallas, revistas, etc., aquí la gente puede opinar, contestar y compartir (para bien o para mal). De la autoridad y el poder a la persona responsable para que tome decisiones cuando se necesiten.
Construya una rutina – Para tener consistencia con sus comunidades debe tener una rutina para la administración de redes. Como cualquier rutina de marketing, establecer unos parámetros de qué hacer cada día de la semana, cuándo y qué información publicar dejará poco al azar. El gran poder de una rutina es que no se improvisa y por ende no tendrá vacíos en el tiempo. Genera una participación predecible, organizada y planificada. Sus comunidades esperan consistencia y una rutina predefinida le ayuda a construirla.
Apóyese en un profesional – No cualquier persona está capacitada para administrar sus redes sociales. Si es alguien dentro de su empresa y aún no tiene el perfil esperado, apóyelo y desarróllelo. Acompáñelo y guíelo. En el corto plazo toma más tiempo, pero en el largo plazo ha establecido un procedimiento que podrá replicar aún si esa persona llegase a faltar. Mi recomendación es que quien administra las redes sea alguien al interior de la empresa, pues tiene mejor conocimiento del negocio y puede dar respuesta más rápido. Si lo va a delegar en un externo, todo este proceso de estandarización será aún más importante.
Soy un convencido del poder de las redes sociales. No en vano escribí un libro sobre Facebook, otro sobre estrategias de marketing digital (incluidas redes sociales) y nos esmeramos por contribuir a nuestra gran comunidad social de marketing. Precisamente por eso es que tenemos muy claro su alcance. Pero hay que hacerlo de la manera correcta. Hemos cometido muchos errores que nos han marcado el camino.
Las redes son un gran vehículo. Pero si lo va a utilizar estratégicamente para crecer el negocio, hay que darle la dimensión que se merece o no hacerlo. Al menos por ahora. No es algo que se tome a la ligera, desorganizada e informalmente. Eso no son las redes sociales. Como cualquier herramienta de negocios, hay que tomarlas con la seriedad y el profesionalismo que requieren para que funcionen.
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Fuente: http://bienpensado.com/delegar-redes-sociales/